Pequeño cuento de horror

Un día, cuando visitó por cualquier razón el sótano donde estaba Seguridad, reconoció en uno de los tantos monitores de vigilancia un paisaje cotidiano: el interior del ascensor que a diario tomaba —generalmente solo, o hasta ese momento así lo creyó— para subir a su oficina. "Hay cámaras tras el espejo", articuló en su mente, inundada de repente por un flash de entendimiento y vergüenza, un enceguedor flash que también pareció hacer brillar por un segundo los risueños y esquivos ojos de los vigilantes, y tal vez un poco los dientes en sus disimuladas sonrisas.
Imagen original de tizzle/Tijs Teulings.

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4 comentarios:

  1. Inos Says:

    Big Brother is watching you, man... ;P

  2. Juancho Says:

    Excelente Qx

  3. María Elisa Quiaro Says:

    Nada se puede esconder estos días... ni las cuentas bancarias,ni las tendencias sexuales,ni los precarios deseos, los secretos ya no existen... todo se sabe, todo se escapa por una esquinita casi imperceptible... siempre hay OTRO vigilándonos

  4. Unknown Says:

    Totalitarismo distópico o no, vigilantismo o voyeurismos aparte, luego de imaginarme esto ya no siento lo mismo rascándome los cataplines o bailando Livin' la Vida Loca mientras llego al PH, ja ja ja...