Review: The Martian

The Martian The Martian by Andy Weir
My rating: 4 of 5 stars

Divertida, absorbente, emocionante, nerd.

Tal vez el último adjetivo anule para algunos los tres primeros, pero esta crónica en forma de diario del astronauta dejado por muerto en Marte y que se las apaña para durar vivo hasta su rescate (¿estoy adelantando mucho? Ya el tráiler de la película dice bastante más; y ya estrenaron el film, so...) tiene para mi gusto la cantidad justa de datos técnicos, cálculos matemáticos y "factoides" científicos soltados aquí y allá como para poner en la justa medida la magnitud del berenjenal en el que Mark Watney se encuentra metido (aunque ya hubiese querido él. Encontrar berenjenas en Marte, digo) sin restarle velocidad a la narración, ni emoción a cada problema enfrentado y eventualmente resuelto con todas las capacidades de que le proveen sus profesiones de botánico e ingeniero (y las tantas capacidades lógicas y de ingenio de que le dota el autor de la novela, confeso nerd y fanático de los viajes espaciales y que, cuenta la entrevista que la edición Kindle trae, no podía creer cómo lo que empezó en forma de historia por entregas en un blog terminó como una superproducción hollywoodiense).

A quienes me acompañaron a ver la película (días después de terminar el libro, ¡nunca antes!) les pareció a ratos que los arranques de humor del astronauta le restaban dramatismo a la historia, pero a mí desde la novela (se reproducen casi idénticos en la peli) se me hicieron justos y, además, perfectamente situados para hacerme soltar carcajadas inesperadas a medianoche leyendo. Además, hasta en trance de muerte, digo yo, puede uno encontrarle lo risible a una situación... Que ya bastante es hacerse a la idea de tener que sobrevivir en condiciones nunca antes presentadas a ser humano alguno (comparándome, comentaba, a mí me dejan no ya en un planeta distante, solo y herido, ¡sino a pocas estaciones del Metro de mi casa sin dinero y me echo a morir!) como para además amargarse por ello. ¿No?

Ah, y no por predecible (¿acaso alguien quería o esperaba que en un mínimo accidente el pobre Mark perdiera la vida luego de cuatrocientos días aguantando? Por favor...) se deja de disfrutar, tras tanto sufrir, el final. El triunfo de la ciencia y la perseverancia (y un poquito de cinemático heroismo, a lo mejor Weir sí pensaba que, tal vez...) sobre la adversidad. Amena lectura en verdad.

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