Un niño de 12 años y otro de 36
Publicado el miércoles, 12 de enero de 2011 @ por Unknown
¿Viene la madurez con la edad? ¿Basta sentarse a cumplir años y tener la apariencia y los modos de un adulto para serlo a todos los efectos? Quizá en ocasiones el hábito sí hace al monje, y baste cumplir el papel diciendo y haciendo lo adecuado en el momento, aunque sea mintiendo o por no ir más a fondo. Pero si la madurez es aprender de la experiencia y de lidiar con los problemas, tal vez un niño excéntrico e introvertido de 12 años, cuya madre hippie divorciada y con depresión crónica ha intentado suicidarse, pueda acumular tanta o más experiencia de vida como para ser un motor de crecimiento, no sólo de sí mismo sino de un hombre que podría, al menos en apariencia y aunque luche contra ello con todas sus armas, ser como su padre...
Will, es el tal hombre, un soltero de 36 años que disfruta con holgura de su herencia. Se la pasa muy a gusto evitando la realidad, llámese ésta relaciones duraderas, niños, responsabilidades, un empleo fijo. Muchas veces se pregunta cómo la gente común puede manejar tanta minucia en el día a día, pues en los ordenados bloques de media hora en que divide su vida parece haber justo el espacio para una pasar tarde de tiendas, darse un largo baño, escuchar el último cd de Nirvana mientras da una vuelta por Londres, o tomar una cerveza con algún conocido casual.
La ocasional relación sentimental/sexual corta y sin compromiso completa el panorama. Y es en la intrincada busca de una de esas relaciones, dentro del recién descubierto nicho de madres solteras, que Will entra en contacto con una amiga de Fiona, la tal hippie suicida, y luego con ella y Marcus, el preadolescente cerebral y acosado en su colegio que en ocasiones y sin darse cuenta, suena para el inmaduro Will "como si tuviese cien años de edad".
La realidad que es la gente y sus problemas entran de repente en el panorama despreocupado de Will, quien se verá enfrentando preguntas aceerca de crecer, acerca de la seguridad sentimental necesaria para mantener la cordura, acerca de hasta dónde se puede representar un papel con pura retórica y cuándo hay que involucrarse en los problemas, sean estos de otras personas o propios. Y las preguntas no vendrán solamente del chico que de buenas a primeras comenzó a frecuentar su sofá en las tardes luego del colegio...
About a boy es construida por las voces alternadas de los dos niños de la novela, el de 12 años y el de 36, y es hilarante seguir las líneas de pensamiento que en ocasiones parecen intercambiarse.Uno pensaría que los problemas que agobian a un chico y a un hombre pueden ser muy distintos, pero hay que dudarlo a medida que éstos se ayudan mutuamente a transitar el agobiante camino hacia la estabilidad emocional, que el uno ha perdido y busca desesperadamente, y el otro encuentra sin estar buscando.
* * *
El escritor Nick Hornby goza de una gran popularidad por su forma desafectada, masculina sin ser sexista, de tratar las relaciones sentimentales. Sería lo opuesto de la llamada "chick lit". Temas recurrentes en sus novelas y ensayos son el deporte y la música pop, que de hecho fueron los temas de sus inicios periodísticos. También escribe sobre libros, y recién reseñé acá su recopilación de artículos del tema, The Polysyllabic Spree. Leí también de su autoría A long way down, y tengo en cola How to be good. ¡Ah! Y en la revista Orsai que acabo de recibir, y de la que pronto comentaré más acá, contribuyó con un cuento hasta ahora inédito en español.
About a boy fue desde luego adaptada al cine; la vi sólo ahora, antes del libro, lastimosamente, aunque me reconforta que el final sea otro (por ejemplo, Nirvana y Kurt Cobain juegan un papel más que casual en la trama original, y no aparecen en la película). Protagonizaron, como Will y Marcus, Hugh Grant (a cuya persona no dejaba de asociar los parlamentos de Will al leer) y Nicholas Hoult (el ahora gamberro rompecorazones Tony de la serie Skins que pone MTV), junto a la bellísima Rachel Weisz y Toni Colette, esa gigantesca actriz de Little Miss Sunshine y United States of Tara.
¡Y la banda sonora! La música de la película es de una delicada belleza. Fue compuesta e interpretada en su totalidad por Badly Drawn Boy, y se las recomiendo ampliamente.
Will, es el tal hombre, un soltero de 36 años que disfruta con holgura de su herencia. Se la pasa muy a gusto evitando la realidad, llámese ésta relaciones duraderas, niños, responsabilidades, un empleo fijo. Muchas veces se pregunta cómo la gente común puede manejar tanta minucia en el día a día, pues en los ordenados bloques de media hora en que divide su vida parece haber justo el espacio para una pasar tarde de tiendas, darse un largo baño, escuchar el último cd de Nirvana mientras da una vuelta por Londres, o tomar una cerveza con algún conocido casual.
La ocasional relación sentimental/sexual corta y sin compromiso completa el panorama. Y es en la intrincada busca de una de esas relaciones, dentro del recién descubierto nicho de madres solteras, que Will entra en contacto con una amiga de Fiona, la tal hippie suicida, y luego con ella y Marcus, el preadolescente cerebral y acosado en su colegio que en ocasiones y sin darse cuenta, suena para el inmaduro Will "como si tuviese cien años de edad".
La realidad que es la gente y sus problemas entran de repente en el panorama despreocupado de Will, quien se verá enfrentando preguntas aceerca de crecer, acerca de la seguridad sentimental necesaria para mantener la cordura, acerca de hasta dónde se puede representar un papel con pura retórica y cuándo hay que involucrarse en los problemas, sean estos de otras personas o propios. Y las preguntas no vendrán solamente del chico que de buenas a primeras comenzó a frecuentar su sofá en las tardes luego del colegio...
About a boy es construida por las voces alternadas de los dos niños de la novela, el de 12 años y el de 36, y es hilarante seguir las líneas de pensamiento que en ocasiones parecen intercambiarse.Uno pensaría que los problemas que agobian a un chico y a un hombre pueden ser muy distintos, pero hay que dudarlo a medida que éstos se ayudan mutuamente a transitar el agobiante camino hacia la estabilidad emocional, que el uno ha perdido y busca desesperadamente, y el otro encuentra sin estar buscando.
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El escritor Nick Hornby goza de una gran popularidad por su forma desafectada, masculina sin ser sexista, de tratar las relaciones sentimentales. Sería lo opuesto de la llamada "chick lit". Temas recurrentes en sus novelas y ensayos son el deporte y la música pop, que de hecho fueron los temas de sus inicios periodísticos. También escribe sobre libros, y recién reseñé acá su recopilación de artículos del tema, The Polysyllabic Spree. Leí también de su autoría A long way down, y tengo en cola How to be good. ¡Ah! Y en la revista Orsai que acabo de recibir, y de la que pronto comentaré más acá, contribuyó con un cuento hasta ahora inédito en español.
About a boy fue desde luego adaptada al cine; la vi sólo ahora, antes del libro, lastimosamente, aunque me reconforta que el final sea otro (por ejemplo, Nirvana y Kurt Cobain juegan un papel más que casual en la trama original, y no aparecen en la película). Protagonizaron, como Will y Marcus, Hugh Grant (a cuya persona no dejaba de asociar los parlamentos de Will al leer) y Nicholas Hoult (el ahora gamberro rompecorazones Tony de la serie Skins que pone MTV), junto a la bellísima Rachel Weisz y Toni Colette, esa gigantesca actriz de Little Miss Sunshine y United States of Tara.
¡Y la banda sonora! La música de la película es de una delicada belleza. Fue compuesta e interpretada en su totalidad por Badly Drawn Boy, y se las recomiendo ampliamente.
Cuando hablas de lo opuesto a "Chick Lit", eso de masculina sin ser sexista, desafectada, deportes, música pop, ¿te refieres a "Dude´s Lit"?
En cuanto a Hornby, si no la has leído te recomiendo High Fidelity o Alta Fidelidad, la película la hicieron con John Cusack, pero como suele ser suceder, la novela es superior.
¡De hecho sí! Me parece haber visto justo esa expresión, dudes lit, por ahí en alguno de esos blogs de literatura que analizaban el trabajo de Hornby, o tal vez el de Franzen... (ey, ¿supongo que fui yo el sexista cuando llamé "desafectada" a la literatura opuesta a la chick lit? Terreno fangoso para mí, el tema...)
A High Fidelity le reservaré unos dolarillos para cuando llegue mi Kindle, ya lo comentaré. Procuraré esta vez ver la peli después del libro.
¡Gracias por comentar, y por la recomendación!
sinceramente creo que la madurez va en el estilo de vida y en la ensañanzas de los papas.
Depende muchos de los padres la buena educacion.