Por una Ley de Tránsito realmente efectiva

Sigo con las viejas descargas. Esto es de septiembre de 2004, pero mi ventana que da a la esquina Candilito de la avenida Urdaneta me dice que nada ha cambiado... bueno, sí. Si cabe, todo el caos y la anarquía que me inspiraron en su momento se han elevado al grado 10, insanía mental.

Roy mira el choque

No hace mucho se modificó la normativa de tránsito en nuestro país. La prensa en ese entonces detalló en miles de centímetros/col los cambios profundos que se darían con su aprobación, y enumeró las terribles consecuencias que le esperaban al infractor.
¿Algo cambió? A lo mejor por unos días, en algunas avenidas e intersecciones, mientras se enfriaba el tema. Poco después volvíamos, gracias a Dios y a la inercia, al caos histérico nuestro de cada día: definitivamente, pasar el suiche cerebral del caraqueño promedio del modo "mula mañada" al modo "ciudadano" requiere medidas más fuertes y definitivas.
La Ley aquí no la obedece nadie por el bien común, "para construir un mejor país" ni por ninguna de esas pajas mentales tan de cuña institucional. La ley tiene peso si romperla tiene un costo alto. La efectividad de una norma, está visto, se define por una sola palabra: sanción.
Lo que propongo, entonces, es variar un poco la aplicación de castigos a quienes infrinjan las normas de circulación. Y ya que lo que nos interesa resolver aquí es el caos del tránsito, obviaremos la creación de conciencia ciudadana y nos limitaremos a canalizar para nuestro beneficio el instinto asesino que se apodera de cuanto ser pensante requiera salir a la calle, a pie o en carro.
Enumero pues, las premisas básicas del nuevo cuerpo de leyes:

  1. El castigo al infractor debe provenir del afectado. Así se asegura, gracias al ángel vengador que todos llevamos dentro, que el culpable reciba escarmiento inmediatamente y en proporción a su falta (bueno, probablemente en proporción mayor, pero es que la venganza es así).
  2. Puesto que la infracción debe significar costo inmediato para el infractor, y considerando los inconvenientes de que la víctima intente cobrar en dinero la falta, debe entonces hacerse legal, públicamente apoyado y socialmente celebrado agredir físicamente al infractor (o a su vehículo, dado el caso) capturado in fraganti.

La Ley de la Selva, pues. ¿Y no es ya una jungla Caracas, dirá el lector, con el tráfico como está? En realidad, no. Actualmente hay una especie de desequilibrio ecológico, por sobrepoblación de algunas especies dañinas como hienas (camioneteros con corneta de buque trasatlántico), plagas (peatones descerebrados) y parásitos (fiscales matraqueros). Lo que se logra al tomar en cuenta las consideraciones anteriores no es más que el equilibrio, la autorregulación. Algunas especies se comen a otras, hay violencia y sangre, pero al final todas ocupan su justo puesto.
Vayan algunos ejemplos para ilustrar la nueva realidad que ya puedo imaginarme:

- El taxi (siempre es un taxi) que se para justo encima del rayado peatonal cuando la luz roja debió detenerlo metros antes (la luz amarilla es sólo una variación de la verde para los taxistas), debe ser pronta víctima de patadas, escupitajos y rayonazos con objetos metálicos de parte de quienes se disponían a cruzar, hasta que corrija su posición.

- El peatón que juzgue imprescindible bajarse de la camionetica exactamente en la puerta de su edificio, obviando que faltan 20 metros para la parada y que está circulando por el canal izquierdo de la avenida ("canal rápido" es una denominación vestigial), automáticamente tiene que convertirse en codiciado blanco móvil para motorizados. Puntos extra si es una señora que previamente lanzó adelante a sus tres carajitos mientras pagaba. Bono por grupitos de liceístas abrazadas y carcajeantes toreando carros por joder a mitad de cuadra.

- Al camionetero que tras superar una intersección lanza sus vehículo contra la esquina (y contra el culo de otra camioneta, por lo general), para capturar de primero a dos pasajeritos parados allí, garantizando con ello que estará bloqueando el paso de gente y carros tan pronto cambie el semáforo... no sabría qué acción tomar. Supongo que incendiar la unidad y crucificar al chofer (cuya licencia, ya sabemos, fue cortesía de Kellogg’s) estaría bien, pero queda a juicio de los afectados. Lo de la crucifixión es especialmente apropiado por cuanto a los lados del cristo, y cual bíblicos ladrones, se podría disponer a los dos miserables peatones que no podían caminar un poco más allá de la esquina hasta la parada.

- A cornetazo estridente, oportuno puñetazo. Si la corneta es de esas de buque, el coñazo es con un bate o cabilla. Al vidrio delantero del vehículo, que tampoco necesitamos regar de cadáveres de camioneteros la vía pública para dejar claro el punto. Las armas justicieras deberán estar convenientemente dispuestas en los semáforos, o en esas torrecitas que hay en algunas islas y que, según la leyenda, acogían a los fiscales en otras épocas.

Y así. No es necesario reglamentar todas las situaciones: las especies de nuestra nueva selva evolucionarán y crearán mecanismos de acuerdo a cada amenaza. La creatividad jugará un papel importante en esto. Tal vez una urbanización encuentre una solución para erradicar de su cuadra a voceadores borrachos (¡Petare, Petare, quedan puestos! ¡Panita, dale pa’lante! ¡Señora, Andrés Bello la que viene aquí!), otro grupo lidiará a su manera con la mami que agita su manito, así, y se para sobre sus tacones en medio de la Urdaneta a preguntar (¿informar?) su tarifa a un taxista (¿ven? Siempre es un taxista) que por no orillarse hace un trancón de tres cuadras en un minuto...

Archivado en | 2 comentarios

Gota a gota

Lo que sigue dormía en un lugar de mi disco duro hasta hace unos días en que hacía revisión de rutina, borrando y guardando. Debe tener un par de años, pero lo leo ahora y podría ser una reflexión de ayer por la mañana. Lamentablemente.

Qué fácilmente parece uno acostumbrarse a las cosas, las buenas y las malas. Basta con que el cambio hacia ellas se vaya dando de a poco, gradualmente.
Por ejemplo, la posibilidad de reservar las entradas para una función de cine nunca me había merecido un segundo pensamiento, a pesar de que desde siempre había tenido que enfrentar el molesto ritual de llegar mucho tiempo antes de la función, amarrarme en una cola hasta que abrieran la taquilla faltando sólo diez minutos para la proyección, y luego ligar que no se agotaran los tickets antes de alcanzar la ventanita de la mal encarada vendedora. Hoy en día simplemente me parece una imprudencia total no haber reservado puestos por teléfono antes de salir de casa —y en el caso de grandes estrenos, me parece que estoy en otro país cuando una semana antes ya sé qué día y a qué hora me esperan en qué sala— y me pregunto cómo podía antes vivir sin esa facilidad. Se trata de un pequeño cambio que, junto a otros nacidos de la competencia entre prestadores de servicios y de la exigencia de sus usuarios, quizá podría llevarnos algún día a un idílico escenario donde la atención sea importante, el servicio se tome en serio, la gente se respete.
Por el lado negativo, también los cambios se cuelan con una tremenda facilidad, debida tal vez a que son tan graduales que no parecen merecer reacciones o reclamos, hasta que se completa el proceso y entonces uno dice, carajo, cómo llegamos a esto.
Todavía recuerdo la primera vez que ví a alguien escarbar en una bolsa de basura buscando comida: frente a un local de comida rápida, en un bulevar de Sabana Grande que, aun cuando ya comenzaba a envilecerse, todavía permitía que uno estirara los brazos a su alrededor sin tropezar un tarantín o golpear a alguien. Me parece que busqué a mi alrededor con la vista a los enfermeros que recogerían al loco que regaba ante mi vista envases de cartón y huesos de pollo; creo que otras personas lo observaban conmigo, o tal vez proyecto ahora en los demás mi propia incomodidad de entonces, tan pequeña que no llegaba a asombro. Hoy, cuando es tan común la práctica que los restaurantes separan los restos comestibles de otros desperdicios "para que no hagan un reguero rompiendo bolsas", cuando los colectores del aseo tienen que esquivar cuchilladas de quienes defienden "lo suyo", pienso si no habría hecho diferencia alguna si, cuando empezó la cosa, hubiese podido sumar de alguna manera con los demás esas pequeñas incomodidades y lograr algo más grande, como qué se yo, un rechazo indignado ante la situación, un reclamo enérgico a quienes podían y debían hacer algo.
Hace poco decía alguien en prensa que la miseria no se instala de un día para otro, es un proceso gradual. Adelantado, añadiría yo, en pequeños pasos que individualmente no parecen ser tan trágicos. Un señor durmió anoche en la puerta de aquella tienda. Otra semanita más y esa montaña de basura ahí. Este poste no sirve, no sabemos por qué. Robaron en la esquina otra vez, el negocio cerró. El caso es que un buen día sales a la calle y ya vives en un sitio depauperado. Miserable.

Archivado en | 2 comentarios

La cadena post-666

AquaJcho me invitó hace algunos días a seguir una cadena. Le pedí un día de plazo para contestarla, pero en eso nos cayó el pleno findemundo (el 666 y todo eso) y yo, pese a que gracias a Dios soy ateo, tomé mis previsiones y estuve hasta hace rato convenientemente resguardado en un refugio anti-todo, ubicado bajo el altar de un convento de frailes masones-adventistas del ala protestante de la congregación tibetana Hermandad de Nuestro Iracundo Señor, por aquí por La Candelaria. Salí sólo porque en un olvido me había dejado mi calendario del Mundial en la mesa de comedor, de salida, y me percaté de que todo seguía, tal como comenta Juancho, anormalmente normal. tengo, sin embargo, explicaciones que dar en mi trabajo...
So here I am. Como todo el que ha probado spam en su correo, soy medio alérgico a estas cadenas virales, pero tratándose de la primera vez (que uno nunca debe evitar), y para cumplir con el código de honor y buenos modales blogueros (eso existe, ¿verdad?), procedo a darle respuesta a la lista de cuestiones...

Trabajos
Analista de O y M, de sistemas, de soporte técnico, programador; asistente de un Diseñador Gráfico y luego Diseñador Gráfico myself; diagramador de publicaciones, ilustrador, matatigres múltiple.

Trabajos que me gustaría tener
Diseñador gráfico pero con mejores clientes, más real y más tiempo libre; librero, curador de arte, posadero en un lugar exótico, fotógrafo, editor, cronista de viajes, especialista en efectos especiales de cine, maestro de escuela, teacher de inglés, policía encubierto, actor de cine independiente, dios.

Canciones favoritas
¡Tantas, y yo con tan mala memoria! Las canciones favoritas son mapa de nuestro ánimo, nuestras obsesiones y fiebres, nuestras "juntas" y relaciones, nuestra visión de la vida... por lo tanto, pueden ser muchas y muy cambiantes... Enumero lo que ahorita recuerdo: 11 y 6 de Fito, Desarma y sangra de Charly, Rito de Soda. Casi todo lo de Sabina. Casi todo lo de Manolo García. Casi todo lo de Fito. Disarm de los Smashing Pumpkins; Crash into me y muchas de Dave Matthews Band; A long december y otras muchas de Counting Crows; Cuando el mar te tenga de El último de la fila... Hoy en la mañana, por ejemplo, Crimen de Gustavo Cerati y Float on de Modest Mouse.

Libros Favoritos
Ufff... Mismo caso que con la música: hay tanto allá afuera y uno apenas con dos ojos y un sueldo...Vienen a la mente Dune de Herbert, A vuestros cuerpos dispersos de Farmer o Crónicas marcianas de Bradbury, La conjura de los necios de Kennedy Toole, Dreamscapes & Nightmares, Needful things de King, Roald Dahl, Ada de Nabokov, El teatro de Sabbath de Phillip Roth, de estos lares Cortázar, Cien años de soledad, La ciudad y los perros, Cuando quiero llorar no lloro... Larguisisisísimo etcétera...
Conviene tener mala memoria: disfruto mis libros favoritos una y otra vez...

Programas de TV que me gustan
Lost (Diferido en DVD, porque no tengo cable), Friends, Will&Grace, Dharma&Gregg, OZ, My so-called life...

Sitios WEB que visito a diario
Google porque es mi homepage, como 10 blogs personales, Autoliniers, Microsiervos, allmusic, cantv.net, Banco Mercantil para manejar todos mis millones (de deudas)...

Lugares donde quisiera estar ahora
Hurgando librerías en Buenos Aires.

Lugares favoritos donde ir de vacaciones
Siempre uno distinto. Aunque de regreso uno siempre diga que quiere repetir, hay mucho que conocer...

Platos que detesto
No sé... callos, coliflor. Algunas cosas verdes.

Comidas preferidas
Pastas y sus salsas, un buen bisté, césar de cangrejo, una parrillita... soy bastante básico. Y a esta hora no puedo pensar en comida.

Bebidas favoritas
Donde puedo escoger me transo por unas cervezas. Con las comidas frutas (guanábana, guayaba, melón), malta.

Olores favoritos
Vainilla, mar, madera recién cortada, útiles escolares nuevos, cotufas en el cine, café por la mañana. Ropa limpia. Sexo.

Mascotas que he tenido
Perros. Pelusa (un cacri), Póker (un cocker), Lily (una poodle), y ahora Roy (un braco alemán). Pericos y loros han sido "de la casa", no míos.

Posibles primeras impresiones que causo
Como soy algo tímido para tratar a desconocidos, imagino que paso por pedante y engreído muchas veces. Ya cuando me conocen mejor se dan cuenta de que más bien soy pedante y engreído (ja ja ja...)

Cosas para las que estoy negado
La viveza venezolana, entendida como el imperativo de romper las reglas "porque todo el mundo lo hace" y "para no ser el pendejo". El jalamecatismo laboral: hacerle gracias al jefe, reirle las ocurrencias al jefe, darle siempre la razón al jefe sólo porque es el jefe. Divertirse obligado, por presión de otros "divertidos" o por encajar. Aparentar lo que no se es, o rodearse de símbolos de status para "ser" ese que en la tele tiene todas esas cosas.

Cosas que colecciono
Con orden pero no sistemáticamente, pasé por las monedas y billetes, las estampillas, las piedras, letras de canciones, algunas enciclopedias por fascículos... Pero por el bien de mi obsesiva naturaleza, ahora evito coleccionar. Lo último fue una caja de "tesoros" encontrados donde paseo a mi perro: cédulas y otros documentos de viandantes desvalijados, juguetes y santos descabezados, cartas de amor y páginas de diario anónimas...

Invitaciones para seguir la cadena
¡No tengo a quién! Cualquiera puede, sin embargo, tomarla de aquí y responderla a discreción...

* * *
There you are. Largo, ¿no? Un par de datos más y lo titulo "curriculum vitae" para circularlo por ahí... ¡Je!

Archivado en | 1 comentarios